sábado, 14 de junio de 2008

Invasión

Hoy posteo un cuento de ciencia ficción de mi autoría:

Invasión

La hora de la reunión ya estaba arreglada. El mensaje proveniente del cosmos que captaron las sondas que vagan alrededor de nuestro planeta, indicaba que el objeto volador no identificado aterrizaría en el medio del infernal desierto de Sahara.

Con 4 días de anticipación los principales líderes el mundo, acompañados de una buena porción de sus ejércitos, llegaron hasta el mar de arena africano. Los medios más importantes de Europa y Norteamérica se codeaban para conseguir la primicia del siglo.

Cuando el reloj daba las tres de la tarde, y la temperatura rondaba los 55°, el platillo volador entró en la atmósfera terrestre. Rápidamente los privilegiados espectadores pudieron observar una mancha negra en el cielo sin nubes. La nave aterrizó apenas 20 segundos más tarde. Ayudada por unas pequeñas e invisibles turbinas, el vehículo, en su descenso, apenas le produjo una caricia a la arena ardiente.

La puerta negra del OVNI se abrió lentamente hacia arriba. Dos docenas de soldados vestidos de color oscuro y con la cabeza tapada salieron a ambos lados de la nave. Tenían forma humanoide, sus brazos, piernas y estatura se parecían a las nuestras.

Del avanzado vehículo espacial salió un ser vestido con un atuendo insólito para la moda de nuestro planeta. La multitud no pudo creer lo que vieron sus ojos: aquel extraterrestre era un humano. Mediría 1.75 aproximadamente y por los surcos de su rostro y la barba entrecana que cubría su mentón debía rondar los 55 años.

Los líderes del mundo que observaban la situación en el Sahara respiraron con alivio. Varios de ellos, algunos hasta empujándose para que la cámara los tome, se acercaron al homo sapiens del espacio exterior. Uno de los mandatarios se atrevió a preguntarle al visitante porqué era humano y cómo había llegado a éste humilde planeta.

El ser del espacio exterior se tomó su tiempo, se mojó los labios con la punta de su lengua y explicó en un perfecto inglés:

-Venimos desde el planeta Uqbar, tercera roca desde el sol. Ustedes se preguntarán cómo un humano puede llegar desde rincones tan remotos del universo. Todo tiene una explicación. El universo es infinito como varios de sus científicos han descubierto.
Un ingeniero de la NASA que observaba la escena, esbozó una leve sonrisa irónica que intentaba decir “yo te lo dije”. El hombre siguió con su discurso:

-Pero también el universo es cíclico. Éste consta con 2000 galaxias que se repitan en un número ilimitado de veces. Es así que mi raza proviene de un planeta igual a su “tierra”, que pasó por las mismas condiciones que el suyo. También poseemos mar, oxígeno y tierra fértil. Somos parte de un sistema solar con nueve planetas que giran alrededor de una estrella y nuestra galaxia tiene exactamente la misma forma y tamaño que su Vía Láctea.
Las tres mil personas que seguían la oratoria del extraterrestre no podían salir de su perplejidad.

-La única diferencia entre éstas porciones de universo clonado es que todos tienen un tiempo diferente. Nosotros estamos adelantados 90 mil años comparado con ustedes. Hace 80 milenios debimos abandonar nuestro planeta debido a que el calentamiento global provocó el desborde de ríos y océanos y por lo tanto la desaparición de tierra para habitar. Pudimos conquistar Marte y con nuestra tecnología reconstruimos un ecosistema parecido al de Uqbar.

Nuestro nivel demográfico empezó a crecer y poco a poco fuimos gastando los recursos de Marte, por lo que tuvimos que invadir planetas vecinos. Cada vez más nos fuimos expandiendo y nos convertimos en un imperio que controlaba toda la galaxia. Pero nada nos bastaba así que conquistamos miles de sistemas solares más.

Hace 5 mil años llegamos a lo que ustedes llaman Vía Láctea. Derrotamos gracias a nuestro gran ejército a extraterrestres de los confines de ésta galaxia. En los últimos dos años nos apoderamos de Mercurio y Venus, hasta que llegamos hasta aquí.

Un rayo azul salió desde la nave e incineró a toda la milicia estadounidense y francesa que escoltaban atentos a sus líderes. El humanoide sacó una pequeña arma y eliminó a los primeros ministros de Alemania, Rusia e Italia.

La invasión había comenzado.

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